El carbón es la mayor fuente de contaminación del planeta, es el responsable del 60% de las emisiones de CO2 producidas por el ser humano y, por tanto, el combustible fósil que más contribuye al cambio climático, Y, además, se espera que siga siendo la materia prima más utilizada en la producción eléctrica incluso en el año 2030. En 2016, en España, el carbón fue el responsable de más del 65% de las emisiones de CO2 producidas por la generación energética, pero solo cubre el 14% de la demanda de electricidad.

El petróleo, en cambio y debido principalmente a su precio, va a ir disminuyendo progresivamente su presencia en esta industria. Su problema es otro, que sigue siendo necesario en algunos tipos de transporte. Aunque los automóviles eléctricos han tomado por fin impulso, tanto en cuanto a producción como en ventas, —y esta tendencia va a ir aumentando progresivamente en los próximos años—, no parece que haya alternativas no contaminantes para los transportes marítimo y aéreo, por lo que la demanda en estos ámbitos seguirá siendo muy alta.

Finalmente el gas natural, el menos contaminante de todos pero contaminante igualmente, va a seguir siendo protagonista de la generación de energía, tanto en su aspecto industrial como de uso particular en los hogares, debido a la mejora de las tecnologías de extracción, su fácil transporte y su precio.

¿Cómo abandonar los combustibles fósiles?

Diversos estudios y experto declaran que ya es económica y técnicamente viable mantener nuestro modelo de vida únicamente con energías renovables. Sin embargo, a no ser que se tomen medidas de carácter político, los combustibles fósiles seguirán siendo atractivos. Algunas de las soluciones que se podrían poner en marcha son:

  • Crear tasas o subir los impuestos a la producción y emisión de carbono. Esta es la medida más respaldada por los economistas y los datos. Sin gravar su uso los combustibles fósiles seguirán siendo interesantes para la economía.
  • Imponer límites globales a la producción. Algo difícil de conseguir ya que requiere de un acuerdo mundial y algunos países, —especialmente asiáticos, la mayoría grandes consumidores de carbón, con China a la cabeza—, no están por la labor de poner en marcha una transformación de ese calado.
  • Un apoyo aún más decidido a las renovables. De forma que se hagan más interesantes más rápidamente y se invierta en ellas en las áreas geográficas más dependientes de los combustibles fósiles.