El bono social es un descuento que se aplica en la tarifa eléctrica, con el fin de ayudar a los colectivos más vulnerables de la sociedad. Es una forma de paliar lo que se denomina pobreza energética, es decir, cuando una unidad familiar es incapaz de abonar la energía mínima para cubrir sus necesidades o cuando se destina una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura. Para obtener estas ayudas, los solicitantes deberán cumplir una serie de requisitos:

  • Tener contratado el precio voluntario para el pequeño consumidor (PVPC). Es la tarifa regulada por el Gobierno, que fija un precio de la energía para cada hora del día.
  • Tener contratada una potencia igual o inferior a 10 kW.
  • Reunir las circunstancias personales, familiares y de renta establecidos por ley. El descuento aplicado dependerá de la categoría del solicitante: consumidores vulnerables, vulnerables severos y en riesgo de exclusión social.
  • Consumidores vulnerables: Obtienen una subvención del 25% sobre el precio total de la factura para unidades familiares con rentas de entre 11.279 y los 18.779 euros. Está dirigido a pensionistas, familias numerosas, incapacidad y circunstancias especiales.
  • Consumidores vulnerables severos: Dirigido a consumidores con las circunstancias anteriores pero con rentas anuales entre los 5.640 y los 9.340 euros. Se reduce un 40% la factura.
  • Consumidores en riesgo de exclusión social: No hay que hacer frente al pago de la factura eléctrica y tampoco se interrumpe el suministro eléctrico en casos de impago. Para ello hay que demostrar que la unidad familiar es atendida por los servicios sociales. Además se podrá disfrutar un bono social térmico, destinado a cubrir el gasto de calefacción, agua caliente y cocina.

Excepto las familias numerosas, los demás beneficiarios deben renovar el bono social cada dos años, presentando una nueva solicitud ante su compañía eléctrica.