Parece que se nos viene encima una crisis económica de las que marcan una época. La transición energética que ya se había emprendido en Europa con los Objetivos para 2030 y 2050, con el fin de sustituir todas las fuentes de energía contaminantes por fuentes verdes, puede convertirse en uno de los motores que nos permitan salir más rápidamente del problema. Hay algunas claves que explican el efecto tractor que este sector puede tener en la economía, la innovación y el empleo:
Generación de riqueza
Las energías limpias son rentables. Las tecnologías en las que se basan tienen impacto en la competitividad de las empresas y generan riqueza. La Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena) estima que cada euro invertido en renovables en la Unión Europea contribuye a incrementar en 0,8 euros el PIB.
Empleo de calidad
Solo en España, las energías verdes suponen alrededor de 125.000 empleos directos e indirectos. Además, son puestos de trabajo de cualificación media y alta que generan un alto valor añadido. Se estima que, en 2050, en toda Europa se puede llegar a los 42 millones de puestos de trabajo de este tipo.
Fuentes de energía propias
La crisis del coronavirus nos ha mostrado la importancia de disponer en los países de suministros esenciales en muchos sectores productivos, entre ellos, la energía. Aunque Europa está a la vanguardia en la generación de electricidad renovable, conviene seguir avanzando en investigación y desarrollo de nuevos sistemas y, sobre todo, implementar mejor en empresas y hogares estas fuentes a través de autoconsumo. Por tanto, es tarea de los estados crear un entorno propicio para seguir avanzando en este sentido, de las grandes empresas del sector para facilitar lo más posible la transición y de los consumidores concienciarse de que esto solo aporta ventajas.