Muchos nos preguntamos qué ventajas tiene realmente la puesta en marcha de un hogar inteligente más allá de poder bajar las persianas sentados ante la tele, también muy inteligente, o poner la lavadora desde nuestro lugar de trabajo para que la ropa esté lista cuando lleguemos a casa. Es decir, más allá de ganar cierto grado de comodidad y de tiempo, que no es poco. También nos preguntamos si estas cosas merecen realmente la pena teniendo en cuenta la inversión inicial y el periodo de amortización, más o menos largo. Es verdad que está muy bien automatizar ciertas tareas mecánicas, pero ¿realmente somos tan vagos como para no ser capaces de movernos del sofá y bajar las persianas?

El realidad la domótica es algo más que eso. Aquí planteamos cuáles pueden ser las tres claves que realmente importan en la instalación de un hogar inteligente, además (por supuesto) de la comodidad y el ahorro de tiempo.

 

Seguridad

Cerraduras inteligentes que nos dicen si la casa está correctamente cerrada, equipos de videovigilancia remota, sistemas de simulación presencial cuando estamos de vacaciones, alarmas que se ponen y se quitan desde el móvil… El aumento de la seguridad en el hogar es una de las grandes bazas que ofrece la domótica. Pero no hablamos solo de la seguridad ante terceros, también tenemos la oportunidad de prevenir y detectar posibles fugas, incendios o alertas que se den dentro de la casa.

Según el estudio Smart Home Survey 2017, un 51% de los encuestados aseguraban que los gastos en seguridad eran de los más relevantes a la hora de invertir en domótica. Y dados los tiempos que corren, esta cifra no hace sino aumentar.

 

Confort

Incrementar el bienestar es uno de los objetivos básicos para apostar por el internet de las cosas y la automatización. Regular a distancia, por ejemplo, los sistemas de calefacción y persianas permite alcanzar la temperatura ambiental óptima para en momento en que entremos por la puerta. Aumentar la accesibilidad gracias al control por voz, puede ser algo muy interesante para personas mayores, con alguna discapacidad o con movilidad reducida. La domótica no es solo estar tirados en el sofá, ni mucho menos.

 

Ahorro de energía

Y, además, lo que acabamos de decir de la calefacción; la posibilidad de que se apaguen las luces de una habitación automáticamente si se detecta que no hay nadie o el control de los aparatos en remoto nos permite un buen ahorro en la factura energética. Y la reducción del consumo supone una disminución del impacto ambiental ocasionado por nuestros hábitos.